La titular del Conicet aseguró que para el gobierno anterior "la ciencia era un gasto". Los desafíos y el objetivo de que la ciencia baje al territorio. "Nuestros científicos pueden ayudar a resolver problemas", sostuvo.
Ana Franchi lleva menos de dos meses al frente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y no duda en afirmar que hubo “un desfinanciamiento y un desprestigio de la ciencia”.
Revertir esa situación es el desafío inicial para la doctorada en Química Biológica y graduada de socióloga.
“Lo primero es tratar de palear todas las falencias que quedaron luego de estos cuatro años de desfinanciamiento y desprestigio de la ciencia y la tecnología”, titula en una charla con LA CAPITAL en la que marca otras cuestiones como “aumentar los ingresos a la carrera del investigador científico y la del personal de apoyo que estuvo restringido”. O el objetivo de que la ciencia “baje al territorio y que nuestros científicos puedan ayudar a resolver problemas”.
“Teníamos becas por debajo de la línea de pobreza y eso fue subsanado por una medida del presidente. Los salarios de la investigadores son de lo más bajo de la región. Ganan el 60% de lo que ganaban en 2015. Es una situación compleja. Otro tema que nos preocupa son los subsidios. Nosotros para hacer investigación necesitamos insumos que en su mayoría son importados”, contó en la sede de Conicet Mar del Plata y argumentó que “todo es consecuencia de que el presupuesto del Conicet perdió casi un 28% respecto al 2015”.
-¿Cree que hubo una campaña de desprestigio?
-Otro tema que ayudó a disminuir el presupuesto fue el desprestigio que sufrieron los investigadores y becarios desde la autoridades. Cuando asumió Alejandro Ceccato dijo: ‘el Conicet es inviable’. Hubo discursos que hablaban de ciencia útil, por lo tanto, hay una ciencia inútil. El año pasado Frigerio dijo que no estaba muy claro que hubiera que invertir en ciencia y tecnología. A su vez, se sumaron ciertos medios de comunicación, que empezaron a desprestigiar a los científicos en general y en particular a los sociales. Todo eso favoreció la no inversión: para el gobierno anterior la ciencia era una gasto.
-¿Cuáles son los primeros desafíos?
-Tenemos urgencias. Una es el ingreso a las carreras, no podemos volver a desilusionar a los jóvenes, necesitamos mayor cantidad de ingresos. Después tenemos que actualizar de alguna manera los subsidios para poder trabajar. También quedaron asignaturas pendientes como la articulación del Conicet con otras instituciones de ciencia y tecnología, con las universidades y la sociedad. Nuestra idea es que la ciencia tiene que bajar al territorio.
-¿Cómo se lograría?
-Que nuestros científicos e investigadores y becarios puedan ayudar a resolver problemas. En Argentina hay hambre, pobreza, problemas ambientales, formas de producción que están atrasadas. En todas esas áreas hay científicos que están preparados para ayudar a resolver los problemas. Nos interesa mucho trabajar con las organizaciones sociales con las provincias y municipios.
-¿De qué depende?
-De la articulación. Han venido intendentes a plantear algunos problemas y nosotros vamos a hacer propuestas. Otro tema es el federalismo. La Argentina tiene muchos investigadores y la mayoría están concentrados en las grandes áreas urbanas. Entonces, la posibilidad de que se haga una ciencia más federal está relacionada con la posibilidad de hablar con gobernadores, intendentes y decirles que queremos reforzar instituciones que ya están.
-¿El objetivo de fondo para la gestión?
-Me gustaría que la ciencia y la tecnología sean realmente una política de Estado. Que haya una ley de financiamiento y que no tengamos que ir todos los años a pedir que nos den un poquito más de presupuesto. Nos gustaría una ley de ciencia, que realmente todos los decisores entendieran que el Estado tiene que sostener la ciencia pero que también puede apoyarse en la ciencia. Los investigadores pueden aportar a políticas que hagan que la gente viva mejor. Esa es nuestra ambición.
-¿Es positivo que en la última década se haya instalado mediáticamente el Conicet?
-Hace 15 ó 20 años decía que trabajaba en investigación y me preguntaban si trabaja en la policía. Al Conicet no lo conocía nadie. Y ahora por la magnitud que tenemos y porque resuena en la medios, es una base que tenemos para segur creciendo.
-¿Cree que la decisión de desfinanciar el Conicet fue económica o tuvo que ver con cuestiones ideológicas?
-Es una buena pregunta. Financiera no creo porque no gastábamos tanta plata. Somos más que antes pero somos pocos. ¿Porque éramos una parte de la sociedad que apoyó al gobierno anterior? ¿Porque si nos financiaban a nosotros, otros iban a venir a pedir? ¿Porque de entrada nos opusimos a las políticas? No sé cual fue la idea que tuvieron, pero sé cómo terminó.
El ministro anterior (Barañao) se quedó diciendo que iba a sostener las políticas de ciencia y tecnología. Y fue todo lo contrario.
-¿Un desafío es evitar la asociación del Conicet con un espacio político?
-Sí. Tienen que ser políticas de Estado. Cada vez que cambia un gobierno, no tiene que cambiar el lineamiento. Pero claramente en un gobierno que destruyó el aparato productivo, que apostó a importar los productos industrializados y exportar los productos primarios, no hacen falta la ciencia y la tecnología. Eso sí queda claro. Era solamente para sacarse una foto con uno que sacaba un premio. La ciencia y la tecnología tiene que estar apoyada con un proyecto de país que quiera un desarrollo productivo y un desarrollo social. El gobierno anterior fue todo lo contrario.